Por: Nelli Itzanah Castro García

Miro el techo, escucho el aire, siento el suelo, percibo el cuerpo, entrego el alma, comienza el sueño...
Cuando dejo de buscarlo aparece, cuando quiero descifrarle se evapora.
Soy mi búsqueda entre el reflejo y las líneas que limitan su figura.
Es un ente, un misterio.
Cuestiono su espectro y luego entonces pretendo dibujarle con palabras o susurros que me quieran decir su nombre.
Son la muerte o el olvido los amantes del destino.
¿Son el cuerpo y el deseo dos cobardes sin sentido?
Hoy mi mente no está sola, me abrazó en la noche y en la cama me dijo “hola”. En su bucle me aprisiona y ante el cosmos me desnuda. Quiere ser mi amiga y escucharme por los días, piensa que le temo sin contestar mis dudas.
Hoy mi cuarto se ha reído.
Queda la fragancia del invierno y el estruendo de la infancia.
Hoy la sombra es un delito junto al canto y la amargura.
Soy un rostro, una línea entre lo vasto del sentido y el vientre que resbala con la luna en la esperanza; el deleite que agoniza con la llaga de la espera.
Hoy el suelo me ha besado provocando mi resguardo.
¿Del recuerdo?
¿De la huida?
De la locura que al paso ya mi boca toca con dulzura.
Pienso ahora que el presente se evapora y la vida se transmuta en ámbar, sin descanso me amamanta y hasta entonces me calienta. Es el beso de su sombra el crujido de la aurora, son sus huellas ya en la tierra lo que asoma en la penumbra.
Hoy me siento en la terraza mientras muere mi memoria.
Mi libreta se ha cerrado.
Hoy me sueño en la utopía con el rostro de mi nombre.
Se pausa la escritura más la mente sigue en vía.
El humo me dibuja, descansa de la tinta como el filo de la magia; el hechizo aún se esboza junto al sonido que me enjuta.
Tengo sueños en la luna mientras las persianas no se cierran...
Que maravilla, de verdad. Eres una verdadera artista. Soy tu fan. Tqm 💛